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viernes, 8 de octubre de 2010

La NASA estudia las millones de toneladas de polvo que lanza a la atmósfera cada año el desierto del Sáhara.

El polvo del desierto sobre la costa oeste de África y sobre Canarias en esta imagen del instrumento MODIS en el satélite Terra de la NASA. / NASA

Parte del polvo del Sáhara vuelve a caer a la Tierra antes de salir de África. Algunas partículas viajan impulsadas por las corrientes del Océano Atlántico o el Mediterráneo. Incluso llegan hasta lugares tan lejanos como América del Sur y el sudeste de los EE.UU. Es evidente que este polvo en suspensión, que en las Islas conocemos como calima, tiene repercusión en toda la Tierra. Descubrir las características de esta influencia y su peculiaridades es el trabajo que ahora se propone la NASA. Dentro de tres años pretende conocer el impacto del reflejo de la luz solar en esta partículas tiene sobre la Tierra y su clima.

Sundar Chistopher, profesor de Ciencias Astronómicas de la Universidad de Alabama, sostiene que “los que construyen modelos climáticos ya están elaborando algunas teorías sobre este impacto”, pero el objetivo ahora es, gracias al satélite Pathfinder con censor infrarrojo de observaciones (Calipso), desentrañar el papel que las nubes y los aerosoles atmosféricos juegan en la calidad del aire y en el clima.

Comprender el polvo
“Queremos aprender más acerca de las características de este polvo, sus concentraciones en la atmósfera y su impacto en el presupuesto global de energía para que podamos reemplazar a los supuestos por datos reales”, explicó Christopher.

“Ha habido muchas investigaciones que buscan conocer los efectos climáticos de los aerosoles de origen humano”, indica Christopher, quien añade que “las partículas de humo y las procedentes de la quema de combustibles fósiles son muy pequeñas, de tamaño inferior a la micra. Muchas de estas pequeñas partículas enfrían la atmósfera porque reflejan la luz solar hacia el espacio antes de que tenga la oportunidad de calentar el aire. Eso significa que hay menos energía solar disponible en el la superficie para calentar el planeta”.

Las partículas de polvo tienen un efecto significativo sobre la energía térmica en el aire. El polvo absorbe la energía térmica al levantarse de la tierra y volver a dirigirse al espacio (y las temperaturas más frías) o la superficie.

“Una cosa que quiero hacer es calcular qué cantidad de polvo es reflexiva, porque no todas las partículas de polvo son iguales”, detalla Christopher. “Estamos tratando de calcular la reflectividad para que podamos decir con precisión qué cantidad de luz solar se refleja”, precisa.

La composición y la forma de las partículas de polvo es muy compleja. No son esféricas, lo que hace el cálculo la enegía que reflejan difícil. Además, la composición del polvo varía dependiendo de qué parte del Sáhara viene. Algunos absorben más energía solar que otros.

“Los modelos climáticos teóricos no son muy sofisticados a la hora de concretar como se maneja este polvo. Y se ha ignorado durante mucho tiempo el uso de la onda larga o los infrarrojos. Queremos concretar eses volores”, asevera Christopher.

Los investigadores de la NASA están especialmente interesados en la comprensión de cómo el polvo podría suprimir la formación de huracanes y proporcionar nutrientes para la vida marina.

¿Por qué el Sáhara?

El Sáhara aporta aproximadamente la mitad de todo el polvo llevado a la atmósfera terrestre cada año. El estudio de la arena del Sáhara es suficiente desafío, en parte porque se trata del mismo material que se halla en el desierto.

Los instrumentos del satélite Calipso incluyen un lidar, que dispara un láser a la atmósfera y, a continuación, capta la luz que rebota en las partículas en el aire para obtener más información sobre los aerosoles. Calipso es una colaboración entre la NASA y el Centro Nacional francés de Estudios Espaciales.

Christopher utilizará tanto CALIPSO y datos vía satélite Aqua en su investigación, que está gestionada y por Langley Centro de Investigación de la NASA en Hampton, Virginia

FUENTE: NASA

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