Las autoridades egipcias acusaron a "manos extranjeras" de estar detrás del ataque en contra de una iglesia cristiana durante las celebraciones de fin de año, pero dos días consecutivos de enfrentamientos entre policía y cristianos coptos también han puesto de manifiesto las tensiones religiosas internas que afectan al país.
El fin de semana, al menos 21 personas murieron y 70 resultaron heridas en un ataque suicida contra la iglesia de al-Qiddissin, en Alejandría, haciendo que cientos de cristianos coptos salieran a las calles para exigir mayor protección para su comunidad.
Y el domingo, en El Cairo, los manifestantes atacaron los autos de dos ministros que se habían acercado a la catedral de San Marcos -sede del jefe de la iglesia ortodoxa copta, el papa Shenouda III- para ofrecer sus condolencias.
Los enfrentamientos entre cristianos coptos y policía se extendieron hasta horas de la noche.
También chocaron contra efectivos de la policía antimotines que, en Alejandría, se vio obligada a emplear gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que atacaron edificos y autos, meintras gritaban consignas como "Gobierno cobarde" y "¿Están con nosotros o con ellos?".
Según la corresponsal de la BBC en El Cairo, Leana Hosea, las emociones estaban a flor de piel y algunos temían que se pudieran producir nuevos atentados.
"Ser cristiano en Egipto no es como ser cristiano en otro lado", le dijo una mujer no identificada a nuestra corresponsal.
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Discriminación y violencia
Los coptos representan aproximadamente el 10% de la población de Egipto y en el pasado ya han sido objeto de ataques sectarios.
De hecho, el atentado contra la iglesia de al-Qiddissin cerró un 2010 particularmente violento que inició con un ataque en contra de un grupo de fieles que participaban en una misa navideña -que según la tradición copta se celebra el 7 de enero- que dejó como saldo seis muertos.
Ser cristiano en Egipto no es como ser cristiano en otro lado.
Mujer cristiana copta
Mientras, en noviembre, choques con efectivos de la policía que intentaban impedir la construcción de una iglesia copta en un suburbio de El Cairo también dejaron como saldo decenas de heridos y un muerto.
Para muchos, sin embargo, el atentado de fin de año no puede compararse con los episodios de violencia registrados hasta la fecha.
Y la escala y el método empleado para llevar a cabo el ataque vendría a confirmar la tesis de las autoridades que responsabiliza a al-Qaeda, organización que ya había hecho un llamado público a castigar a los coptos de Egipto por supuestamente retener contra su voluntad a las esposas de dos pastores que se habrían convertido al Islam.
Conversiones forzadas
La polémica sobre las conversiones, sin embargo, no es nueva. Y en el pasado ya ha llegado a ser motivo de enfrentamientos en los pueblos donde conviven cristianos y musulmanes.
Mientras los musulmanes acusan a los cristianos de querer retener a veces contra su voluntad a aquellos que han decidido convertirse al Islam, los coptos afirman que muchas de esas conversiones son obtenidas mediante la fuerza o el uso de la violencia.
Las autoridades civiles y religiosas hicieron un llamado a la unidad.
Y estas denuncias, al igual que las dificultades que enfrentan algunos cristianos para poder ser reconocidos como tales, y las cada vez más numerosas quejas por discriminación en un país mayoritariamente musulmán, son un reflejo de tensiones que se han ido acumulando entre las comunidades durante años.
Tal vez es por eso que, como afirma la corresponsal de la BBC, no todos los coptos están seguros de que el ataque contra de la iglesia de al-Qiddissin haya sido perpetrado por extranjeros, tal y como afirma el gobierno.
Y eso también explica la urgencia de los llamados a la unidad hechos por el presidente de Egipto Hosni Mubarak y por el principal clérigo musulmán, el jeque Ahmed el-Tayeb.
A pesar de su mensaje conciliador, sin embargo, El-Tayeb no dudó en acusar al papa Benedicto XVI de estar interfiriendo en los asuntos de Egipto, luego de que el jerarca católico hiciera el domingo un llamado público a proteger a todos los cristianos de Medio Oriente.
Y su visita a la catedral copta de San Marcos, para expresar sus condolencias, tampoco fue bien recibida por todos los fieles presentes, que lo recibieron a gritos de "¡Aquí no te queremos, aquí no te queremos!"
Otro ejemplo de las tensiones que se han acumulado después del atentado.
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