Pekín celebra una conferencia en la que elegirá a los obispos de la Asociación Patriótica Católica China, la iglesia católica apoyada por el gobierno chino que no reconoce la supremacía del Papa.
Esta reunión tensa todavía más las relaciones entre China y el Vaticano, que no aprueba este tipo de conferencias.
En este sentido, el Vaticano acusó a las autoridades chinas de obligar a los obispos chinos a asistir a la reunión en contra de su voluntad.
China obligó a sus ciudadanos católicos a cortar lazos con el Vaticano en 1951 y el culto está permitido únicamente en iglesias que cuentan con el beneplácito del Estado.
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