Presentan en Italia la exposición 'El águila y el dragón', una fusión de 400 obras con las etapas más sobresalientes del nacimiento, expansión y desarrollo del imperio romano y chino
ITALIA, Roma, nov. 19, 2010.- Por primera vez los dos más grandes e importantes imperios de la historia, el romano y el chino, se presentan juntos al público italiano en la exposición "El águila y el dragón", los símbolos de los dos imperios.
Lo hacen con 400 obras de arte italianas y chinas que reconstruyen las etapas más sobresalientes de su nacimiento, expansión y desarrollo.
Estos dos imperios, que van del siglo II A. C. hasta el siglo IV D. C., nunca entraron en contacto, sin embargo, a cada uno de ellos llegó el eco de la grandeza del otro. En esta muestra se decidió no colocar juntos las obras maestras de los dos imperios para no crear falsos paralelismos.
La sección dedicada a Roma privilegia, de acuerdo a Elena Cagiano, del Instituto Nacional de Arqueología e Historia del Arte, dos aspectos: la forma en la que Roma logró unir a tantas poblaciones y territorios en un imperio que en el momento de su máxima expansión abarcó tres continentes, su forma de hacer la guerra, su moneda, sus religiones, pero sobre todo su vida cotidiana.
Gracias al hallazgo de villas y ciudades del imperio han llegado hasta hoy objetos como vajillas de plata, utensilios para uso médico o culinario, los frescos y mosaicos que adornaban esas residencias. La sección romana presenta además estatuas de mármol y bustos en bronce.
La muestra evidencia que en común las dos civilizaciones tenían la idea de la majestuosidad y grandeza de su imperio, pero había diferencias en la concepción de la vida, de la muerte y del más allá.
La sección china se centra totalmente en la muerte, en los ritos funerarios, en la concepción del más allá y de la supuesta inmortalidad que tenían los chinos.
Todas las obras expuestas proceden de las tumbas.
Maurizio Scarpari, el comisario encargado de esta sección, explicó que lo que en Roma se puede ver es en realidad lo que se ve en los museos chinos, porque lo que ha llegado hasta nuestros días son sobre todo los ajuares funerarios. Se trata, comentó, de obras que en su mayoría nunca han salido de China y a veces ni siquiera de la ciudad china en la que estaban expuestos.
Destacan los sarcófagos de jade y bordados con hilo de oro y una torre de piedra, que se colocaba en una tumba como si fuera una casa para la otra vida, en un mundo paralelo.
Una de las obras más interesantes es el llamado "Árbol de las monedas" en barro y bronce que en realidad era una especie de altar en el que los creyentes ofrecían monedas para pedir la ayuda de las divinidades.
La pieza más importante es una manta funeraria de más de dos metros de largo y uno y medio de ancho, que cubría el sarcófago del hijo del Marqués de Dai, en el siglo II A. C. Se trata de un enorme frasco en forma de "T", único en el mundo, que describe con motivos iconográficos el viaje del alma del difunto hacia el cielo.
La exposición "El águila y el dragón" se enmarca en el año de China en Italia.
Los organizadores italianos destacaron la generosidad y confianza del gobierno chino que le prestó a Italia obras importantísimas, que por ser consideradas patrimonio nacional, no habrían podido salir del país.
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